miércoles


CIVITAS DEI…Ciudad de Dios
Es un estilo de amar en Su nombre. Es una asociación privada de fieles católicos que ponen en común la experiencia de construir el Reino de Dios entre los hombres sin hacer distinción de personas. La misma Iglesia es quien nos anima a ello: “Existen en la Iglesia asociaciones distintas a los institutos de vida consagrada y de las sociedades de viva apostólica, en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto publico, o la doctrina cristiana o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de las obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal” y “Los fieles tienen la facultad, mediante un acuerdo privado entre ellos de constituir asociaciones para los fines de los que se trata en el Canon 298” con claros objetivos y medios de realizarlos debidamente reglamentados, sin que esto suponga no escuchar atentamente las inspiraciones y mociones del Espíritu Santo en cada momento y ocasión: ”La admisión de los miembros debe tener lugar de acuerdo con el derecho y con los estatutos de cada asociación” y “Los fieles dirigen y administran las asociaciones de acuerdo con las prescripciones de los estatutos”


Creemos que vivir la llamada a la santidad según el plan de Dios, exige redescubrirnos y reconocernos personalmente en el mismo corazón amoroso de Dios, según el Espíritu Santo, que es quien guía nuestra vida en el camino de la Verdad, amándonos como Él nos ama y sabiéndonos edificado “para ser su morada”(Ef.2,22).


Hacemos experiencia de fe y esperanza en el ámbito de la Renovación Carismatica Católica en el Espíritu porque encontramos en ella medios que nos ayudan eficazmente para vivir con más plenitud el cristianismo catolico.


Como miembros del pueblo de Dios, debemos ser coherentes con la fe recibida en la Iglesia, y al oír la llamada del Señor desde cada una de nuestros compromisos y responsabilidades en la sociedad y en la Iglesia, según nuestro estado de vida queremos ayudarnos a responder como Samuel: “Habla Señor que tu siervo escucha” (1 Sam.3,9) y como Isaías: “Envíame a mi”(Is.6,9.), y tanto individualmente como unidos en fraternidad dar testimonio de la experiencia de conocer a de Jesucristo vivo y reconocerlo presente en medio de la Iglesia y la sociedad. En la perspectiva evangélica el verdadero poder y autoridad es el de Jesús crucificado, quien “no vino ser servido sino a servir”, (Mt.20, 28) y quien nos enseña a amar hasta dar la vida. Este es el mayor servicio hecho a la humanidad…esto es camino de perfección y santidad, muchas veces difícil de aprender y de recorrer; pero que nos lleva sin duda alguna al Padre.


Para esto hará falta dejarnos “conducir al desierto por el espíritu” (Mt.4, 1) y ayudarnos unos a otros a ser cada vez más fieles a la vocación a la santidad y a la perfección a la que estamos llamados tanto individual como comunitariamente.